Por: Einar Edgar Roca Roledo
Una de las noticias que ha generado más comentarios
durante la semana ha sido el descenso del precio del barril de petróleo de
Estados Unidos, el West Texas Intermediate (WTI). Este precio es el de
referencia para varios países de la región, incluido el nuestro. Sin embargo,
los efectos no tienen la misma magnitud en el precio de exportación de nuestros hidrocarburos, ya que la relación no es directa debido a que se aplica una fórmula trimestral
para la venta a Argentina y una semestral para la venta a Brasil. Gracias a
esta fórmula no nos vemos afectados directamente por esta caída del precio del
petróleo, pero debería llamarnos a la reflexión sobre las consecuencias que
implica una situación como esta y la dependencia de gran parte de nuestra
economía a un solo producto.
¿Qué pasaría si Bolivia se quedaría sin
petróleo?, lo más seguro es que entraríamos en una gran crisis económica debido
a que nuestro país se sostiene gracias a los ingresos que genera la venta de este
producto. Sin duda, aún no estamos preparados para poder dejar de depender del
carburante. Pese a que en los pasados años gozamos de un auge económico gracias
a los precios de los hidrocarburos, los gobernantes de ese entonces no han
sabido aprovecharlo para crear otra actividad económica que nos genere
ganancias igual de significativas.
Los siguientes gobernantes tendrán el gran reto
encontrar caminos alternativos para generar ingresos económicos, un proceso
para poder dejar de prescindir paulatinamente del petróleo como eje de nuestra
economía. Es hora de invertir en otros sectores productivos de nuestro país,
aprovechando la gran variedad de recursos naturales que poseemos. Seguir pensando
que vamos a vivir del petróleo eternamente, solo ha generado conformismo e
incluso ha sido una de las causas por las que seguimos sumidos en el
subdesarrollo.