Por: Einar Edgar Roca Roledo
El 25 de marzo, la presidente Jeanine Añez decretó el estado de emergencia sanitaria para intentar
frenar el avance del coronavirus en nuestro país. Esta medida fue tomada ante
el crecimiento del número de pacientes con casos positivos y por la falta del
cumplimiento de la cuarentena por algunos sectores de la población. Lastimosamente,
en estas disposiciones nuevamente no tomaron en cuenta al personal del sector
salud que afronta día a día el riesgo de poder ser contagiados.
A nivel mundial existen varios casos de galenos contagiados por
coronavirus mientras atendían a pacientes, incluso a pesar de contar con las
medidas necesarias de protección. Esto es preocupante porque si aún protegidos
se infectaron, nuestros médicos que no tienen la suficiente protección corren
aún más riesgo. Varios de esos profesionales viven con el miedo de ser
contagiados, pero el mayor miedo es de contagiar a sus seres queridos. Además, muchos profesionales del sector salud son
jóvenes que son el sustento de sus hogares y trabajan en los hospitales con
contratos que renuevan cada año, lo que implica que en caso de que les ocurra
algo fatal, no contarían con un seguro social para sus familias.
Son varias medidas erróneas que están tomando las autoridades
en salud. Al personal que está en los hospitales no se les proporciona
suficiente protección y se les dota simplemente los barbijos comunes, mientras
tanto el ministro de Gobierno usa mascarillas N-95 para dar sus conferencias de
prensa. Esto demuestra el desacierto de nuestras autoridades y que no se están tomando
las medidas adecuadas. Si bien existen muchas deficiencias que nos dejó catorce
años de una mala administración de la salud, es el momento adecuado de hacer
algo bueno por este sector.